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Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo


Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo

Cuando escuchamos la frase:

“Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo” - Arquímedes de Siracusa

¿Qué primera impresión nos genera? En este momento no cuestionemos la viabilidad física de la afirmación, o sea, si es posible o no levantar, o por lo menos mover, nuestro planeta empleando la Ley de la Palanca. Lo primero que viene a la mente es la enorme confianza que ese matemático, físico, ingeniero, inventor y astrónomo griego, tenía en sí mismo. ¡Qué potente es esa frase! ¡Qué atrevida!

¿Y fue Arquímedes exitoso? Sí. Y mucho. Y seguramente lo fue, no solo por su inteligencia y habilidades, sino también por la influencia que recibió de su padre, astrónomo de profesión. Es decir, que Arquímedes nació y creció en un ambiente donde la ciencia le fue familiar, y tal era su avidez por aprender, que viajó a Alejandría, Egipto, para profundizar sus conocimientos. Alejandría era el templo del saber en tiempos de Arquímedes (nacido en el 287 A.C y muerto en 212 A.C) y allí se rodeó de gente tan estudiosa e inteligente como él: Eratóstenes de Cirene -con quien efectuó la medición de la circunferencia terrestre-, Euclides, Aristarco de Samos, Apolonio de Pérgamo y otros tantos genios de las ciencias.

Pero se puede inferir que la influencia de su padre fue determinante en Arquímedes. Protegido e instruido por un buen mentor, al final el alumno superó al maestro.

El coach y estratega de negocios Simon Alexander, asegura que la inteligencia, el talento y la perseverancia no son los únicos factores que determinan el nivel de éxito en una persona. Si bien hay factores que juegan un papel importante en el éxito que tendrás en la vida, el mayor impacto lo generará el rodearte de personas que puedan elevarte a lo más alto. Alexander explica que un individuo puede nacer entre riquezas, pero vivir una vida infeliz, mientras que alguien de principios más humildes tal vez sea capaz de manifestar sus sueños en tiempo récord. Todo dependerá de quienes lo rodean.

Consciente de que los hábitos determinan las personas en que nos convertiremos, el especialista nos recomienda lo siguiente:

“¿Quieres ser exitoso? Rodéate de gente exitosa”

Gente exitosa

Igualmente nos sugiere que para ser feliz, primero hay que tomar la decisión de ser feliz y luego rodearnos de gente feliz. Para ser saludable, hay que cuidar la dieta, pero también rodearse de gente sana.En esencia, nos hacemos más parecidos a las personas con quienes pasamos más tiempo. El empresario y orador motivacional Jim Rohn decía:

“Eres la media de las cinco personas con las que pasas más tiempo”

Simon Alexander recomienda hacer el siguiente ejercicio. Tome papel y lápiz, piense y plasme:

¿Quiénes son las personas con las que pasas más tiempo? ¿Te elevan o te derriban? ¿Son proactivos y echados hacia adelante, exhibiendo cualidades que admiras o son personas que simplemente se sientan y critican? ¿Te motivan o drenan? ¿Cuánto tiempo le dedicas a ver televisión o escuchar radio? ¿Qué tipo de contenidos ves o escuchas? ¿Eres fanático de las tecnologías de la información y la comunicación – TIC –? ¿Las aprovechas para tu crecimiento personal?

Rodearnos de personas inspiradoras, entonces, es una decisión que debemos tomar si queremos comenzar a recorrer el camino hacia el éxito y, si tenemos acceso a las TIC, utilicémoslas en beneficio propio: sigue en las redes a personas que tengan habilidades o cualidades que admires; que te ayuden a aprender algo útil; que te inspiren, despierten tu interés y curiosidad; que te aporten y no te resten; busca historias inspiradoras de éxito (la red está repleta de ellas) y aléjate de las personas incorrectas y las influencias malsanas, de los pesimistas que pueden perjudicar tus posibilidades de lograr el éxito.

Leo Widrich, es un emprendedor exitoso que se ha abierto camino a través del principio “sembrar y cosechar”. Dice que quienes buscan el éxito y la felicidad enfrentarán algunos obstáculos y deberán luchar sus propias batallas.

“Si eres el sembrador, puede que tus semillas sean recogidas primero por las aves y no te den frutos. Luego, puede que caigan sobre una tierra poco profunda, no produciendo ninguna cosecha. Otras pueden caer en tierra espinosa y el sol brillará tanto que su pequeña planta morirá después del primer día, sin traerte ningún retorno. Entonces, un día, las semillas caerán en buena tierra y finalmente te darán el fruto esperado y el éxito. La única manera de asegurarte que podrás sobrepasar los contratiempos del camino, es teniendo a las personas correctas a tu lado”.

Quizás esta opinión de Widrich esté inspirada en la “Parábola del Sembrador”, que se encuentra en el Evangelio de Marcos 4:1-20.

“El sembrador es el que siembra la palabra”, refiere Jesús a sus apóstoles, quien termina sentenciando “

Parábola del Sembrador

Y los que fueron sembrados en buena tierra son los que oyen la palabra, la reciben y dan fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno”.

Al igual que Simon Alexander y Jim Rohn, Widrich considera que cada uno de nosotros es la resulta de la media de las cinco personas con quienes pasamos más tiempo.La especialista Anne Gottlieb Angerman, ahonda en el hecho de que nuestra familia es la influencia más importante y poderosa de nuestras vidas. La personalidad del individuo se forma a los 6 años, pero las habilidades se estabilizan a los 15.

“Al ver a nuestros padres trabajar o no trabajar, aprendemos mensajes sutiles sobre cómo ganarse la vida, sobrevivir y ser exitosos”.

Al evaluar los antecedentes familiares, Angerman puede determinar cómo los padres y demás integrantes de la familia influyen en una persona, de manera positiva o negativa. “Desde el lugar donde crecimos, las realidades económicas que enfrentó nuestra familia, las enfermedades, los países de origen de nuestros padres - todo esto juega un papel importante. Algunos de los otros factores que debemos considerar son habilidades, intereses, estilo personal, valores y objetivos”.

Muchos de nosotros conocemos casos de personas que, por ejemplo, estudiaron una carrera determinada por presión de los padres. Como padres e hijos son médicos, entonces la “tradición” dicta que los nietos deben ser médicos. A veces no elegimos la carrera de nuestros sueños, sino la que nuestros padres querían, sólo por complacerlos.

También sabemos de personas que provienen de estratos muy humildes, que se forman en carreras que, de alguna u otra manera les puede proporcionar ingresos económicos suficientes para sacar a su núcleo familiar de la pobreza, sin que necesariamente les guste la profesión escogida. Esto lo hacen porque están al tanto de los problemas familiares relacionados con el dinero.

Angerman recomienda, de ser posible, entrevistar a tus padres acerca de sus sentimientos sobre el trabajo que hacen o hicieron, si están ya retirados y preguntarles acerca de su educación y lo que estaban haciendo cuando tenían tu edad. “Mirar las influencias de nuestra familia puede ser doloroso, aunque revelador. Cuanto más conscientes estemos de las luchas o desafíos de nuestros propios padres en el mundo del trabajo, más podremos usar esa información de una manera positiva para seguir adelante”.

Un ejemplo de linaje exitoso en el ámbito económico, financiero, empresarial e industrial, y además filantrópico, lo tenemos en la familia Rockefeller. El patriarca John D. Rockefeller, no solo instituyó las bases para crear el emporio petrolero más grande del que se tuvo conocimiento y que lo convirtió en el hombre más acaudalado de toda la historia, sino que supo engranar un entramado con todos los miembros de su familia para que su proyecto se mantuviera en el tiempo.

John D. Rockefeller se rodeó siempre de gente habilidosa, de la cual aprendió lo que posteriormente heredó a hijos, nietos y bisnietos y, tuvo en su esposa, un bastión. Siempre solía decir de quienes no le aportaban algún tipo de crecimiento:

“Un hombre no tiene derecho de ocupar el tiempo de otro hombre innecesariamente”.

Para concluir este apasionante tema, señalaremos que quienes nos rodean, pueden llegar a determinar cómo pensamos, cómo actuamos y finalmente, cuán exitosos seremos.

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